lunes, 16 de abril de 2012

¡soy rebelde en el colegio y que!

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como maestros muchas veces nos preguntamos porque hay tanto niño, joven o adolescente aunque muchas veces ya adultos, que muestran una actitud arrogante, rebelde, malcriada y hasta malvada.

la verdad, esos niños nos desesperan o esos compañeros nos desesperan, y lo que hacemos es ignorarlos, tratarlos mal, burlarnos de ellos hasta hacerlos sentir lo peor.

pero conozco el caso de varios jóvenes que eran insoportables, consumidores de sustancias alcohólicas y alucinojenas, ladrones y mucha gente los discriminaba. tiempo despues de hablar con ellos y realmente escucharlos, entendi que lo unico que necesitaban era mucho afecto.

si eres uno de ellos, si crees que nadie te valora, que estas solo en este mundo. escribeme y hablaremos. porque nunca estaras solo, siempre esta alguien para hacerte sentir mejor.







Papi, cuanto ganas por hora?

En el mismo momento en que lo vio llegar a
casa, un niño le preguntó a su padre:
—¿Papi, cuánto ganas por hora?
Así, con voz tímida y ojos de admiración, un
pequeño lo recibía al término de su trabajo. El
padre miró con rostro severo al niño y repuso:
—Mira, hijo, esos datos ni tu madre los conoce, no me molestes que estoy cansado.
—Pero, papi —insistía—, sólo es una pregunta: ¿cuánto ganas por hora?
La reacción del padre esta vez fue menos
severa y contestó:
—Bueno, hijo, pues $ 10.000 la hora.
—Papi, ¿me podrías prestar $ 5.000? —preguntó de inmediato el pequeño.
El padre montó en cólera y tratando con
brusquedad al pequeño le dijo:
—¡Así que era esa la razón de saber lo que
gano! ¡Vete a dormir y no molestes, muchacho
aprovechado!
Al caer la noche, el padre había meditado
sobre lo sucedido y se sentía culpable. Tal vez su
hijo quería comprar algo. En fin, queriendo
descargar su conciencia se asomó al cuarto de su
hijo.
—¿Duermes hijo? —preguntó el padre.
—No, papi, dime —contestó entredormido.
—Aquí tienes el dinero que me pediste respondió el padre.
—Gracias papi, contestó con alegría el pequeño. Y metiendo su manito bajo la almohada
sacó otros billetes.
—Papi, ahora ya lo completé todo: tengo los
$10.000. ¿Me podrías vender una hora de tu
tiempo?

lunes, 16 de abril de 2012

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